Alguien dijo: Las brisas mueven molinos y los temporales los destruyen. Así funcionan nuestras palabras. Cuidémoslas.





Un jefe de estación  en un proceso de selección pregunta a un candidato: “¿Qué haría usted si ve que dos trenes van a chocar?”. “Inmediatamente avisaría por radio o con banderas para que cambiara de carril”. “¿Y si no tuviera nada de eso?”. “Urgentemente llamaría a mi primo”. “¿Su primo es experto ferroviario?”. “No, pero nunca ha visto un choque de trenes!!”





Alguien dijo: La palabra convence, el ejemplo arrastra.





Un borracho llega de madrugada a su casa y no puede abrir la puerta. Su mujer observa la jugada desde la ventana y  le dice: “Anda qué vienes bonito. Te tiro la llave!!”. “No, si la llave la tengo, tírame la cerradura que es lo que no encuentro!!”.





Alguien dijo: A una brújula no se la puede condenar por apuntar al norte.





Un paciente en la consulta del médico: “Doctor, ¿qué tengo?”. “La analítica muestra que tiene infección múltiple por gripe, malaria, tifus, ébola, viruela, cólera y peste bubónica. Tenemos que ingresarle de urgencia y ponerle a dieta a base de tranchetes de queso”. “¿Y con tranchetes me curaré”?. “Ni idea, pero es lo único que pasa por debajo de la puerta!!”.





Alguien dijo: Preocupémonos por nuestra conciencia y no por nuestra reputación, preocupémonos por lo que somos y no por lo que piensan de nosotros los demás.





Una mujer está en la cama con su amante y de pronto le suena el móvil. “Dime. Está bien. Sin problemas. No te preocupes. De acuerdo. Un beso. Adiós”. El otro le pregunta: “¿Quién era?”. “Mi marido”. “Qué quería?”. “Avisarme, que llegará tarde, que está cenando contigo!”.





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