Disfrutando con los demás.

Hace tiempo, charlando con mi amigo Paco Fernández, le hice saber que en mi nueva andadura como pianista, tenía la intención de ampliar mis pequeñas acciones de apoyo a personas desfavorecidas, y le conté que quería hacerlo acercándoles la música. Durante aquella conversación también le transmitía la dificultad que encontraba en esos momentos iniciales en llevarlo a cabo  debido mi incipiente y corto repertorio de piano.

Paco conoce desde siempre mi vena musical pues es integrante, junto con mi hermano Augusto, de un grupo musical de andar por casa llamado “ Uña y Padrastro”; interpretamos boleros, habaneras y música sudamericana de los años 60 (en la foto junto con nuestro profe Willy)





Me comentó que estaba cantando en el Coro de la Iglesia de San Miguel de Murcia y que sería una oportunidad de cantarle al Señor y alegrar los corazones, una primera forma de hacer lo que tenía en mente.

Pero, como dice el refrán: para gustos los colores. Le respondí.
-Mira Paco, este tipo de música me acartona- Así que le dejé entrever que la probabilidad de que me integrara en el coro oscilaba en valores cercanos a cero.

A pesar de mi contundente respuesta, insistió y me indicó que estaba realizando una selección muy particular de música actual, me pintó con mucho detalle lo bien que sonaban los temas. Tal fue la brasa que un día aparecí en por el ensayo.




Y agradable e imprevista sorpresa!!!:  rasgueos de guitarra con acordes sensitivos, voces polifónicas, y cálidos mensajes de la palabra de Jesús. Vibré como en los mejores tiempos.

Desde aquel día he cantado con el Coro. Los domingos a las doce en San Miguel. Estoy enganchado a esta gasolina: música que abre los corazones, que llena, inspira. Desde entonces aporto mi granito de arena a este entrañable grupo musical cristiano.














Además me siento muy cómodo con la filosofía del Coro la cual nos anima a dejarnos llevar por la intuición, el corazón y las sensaciones buscando polifonías en las voces, armonías en los instrumentos que nos hagan vibrar, emocionarnos, elevarnos. Con estas consignas todos intentamos bordar cada tema.

Además, tras meses de arreglos para estos temas musicales, me he dado cuenta que de forma espontánea e intuitiva introduzco el código musical con el que me siento a gusto, que utilizo en mis propias composiciones. Esto me hace sentirme como en casa.

Si bien cada domingo disfrutamos cantando en San Miguel, un momento  precioso fue el vivido aquel sábado de Marzo en el que nos desplazamos con los equipos al albergue para personas en situación de necesidad de Jesús Abandonado. Allí entonamos canciones y  alguna estrofa de mis composiciones.




















Otro momento de sensaciones lo vivimos en Semana Santa durante la madrugada del viernes en La Hora Santa. Estuvimos cantando hasta las seis de la madrugada y nuestras improvisaciones nos mantuvieron en una emoción continua.





El periodo estival llegó, los calores nos dispersaron pero la llamada de un chapuzón, unos cantos y rasgueos de guitarra volvieron a aglutinarnos a algunos componentes del grupo. Pasamos un día espectacular de convivencia en Puerto de Mazarrón en casa de los padres de Paco Fernández.














A un mes vista de comenzar a retomar de nuevo la actividad cantora, mantenemos con los motores engrasados  y muchas ganas.

Seguiremos, si Dios quiere, cantando en San Miguel,  y en la medida de nuestras posibilidades visitaremos centros de personas en situación de necesidad con la intención de alegrarles la vida un ratito. La música es gasolina del alma. Lo llevaremos a cabo a través de canciones cristianas motivadoras, inspiradoras, esperanzadoras. También incluiremos preciosas composiciones de Ángel Guirao y José Antonio Flores. Asimismo, alguna de mis composiciones de piano.